Busca abordar la crisis de degradación y pérdida de los humedales, promoviendo su conservación, uso sostenible y restauración. Considerando la importancia de los humedales para la biodiversidad y el bienestar humano, este plan se articula en torno a seis líneas de actuación, cada una con objetivos y medidas específicas para abordar las presiones que enfrentan estos ecosistemas. Entre las principales estrategias destacan la mejora del conocimiento científico sobre los humedales, la protección jurídica, la gestión eficiente y el establecimiento de compromisos internacionales. Se estima que la ejecución del plan requerirá una considerable inversión financiera, con un enfoque en la colaboración entre administraciones y la implicación del sector privado y la sociedad civil.